TOPONÍMIA CONSEJEÑA
POR: DR. GERMÁN FLEITAS NUÑEZ (2022)
CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JOSÉ FÉLIX RIBAS – ESTADO ARAGUA – VENEZUELA
PREMIO NACIONAL DE HISTORIA (2019)
En El Consejo, el pueblo ha escrito su historia poniendo nombres. Si preguntas: ¿Cómo se llama un lugar?, ¿desde cuándo y por qué?, te contarán una historia y si mencionas un nombre, escucharás una biografía.
Crecí en el dispensario de la Hacienda “Santa Teresa”
en El Consejo, junto con mi abuela que era
la Enfermera. Venían a recetarse trabajadores y familiares, del pueblo o campo; yo, muchacho curioso les preguntaba: ¿de dónde eran?, ¿Cómo
se llamaban sus lugares? y ellos me invitaban a conocerlos...
Mapa original, pueblo Nuestra Señora del Buen Consejo del Mamón 1776 (Cortesía Dr. Germán Freitas Núñez) |
Quienes vivían por la carretera hacia Las Tejerías eran de: “Los
Cerritos”, “Santa Rita” o “Sabaneta”. Muchos vivían en sitios muy lejanos como “Guayabal”, “Las Mercedes”,
“El Paují” o “El Socorro”
y a mi casa llegaban garrafones de aguas de “El Tegual”
que eran medicinales.
Se me grabaron esos nombres y recuerdo esos
caminos porque “los hice al andar” como decía Machado; los recorrí para arriba
y para abajo; eran como el patio y el corral de mi casa. Ahora, cuando estoy
empezando a ponerme viejo desde que cumplí ochenta años y que ando “recogiendo
los pasos para volver a casa”, he vuelto a recorrerlos y he entendido a mi
abuela quién decía que lo importante no es “tener memoria” sino tener “de qué
acordarse”.
Para conocer la historia de un pueblo es
necesario conocer su geografía, sus lugares y para eso, hay que fijar sus
nombres y comprender cómo los llamaron nuestros antepasados y por qué. Después
de haberle dedicado gran parte de mi vida a estudiar la historia de El Consejo, he llegado a la conclusión de que mis
mejores ayudantes fueron mis alpargatas con las que conocí sus caminos, sus
calles, los rostros de su gente y hoy, como contribución a quienes comiencen,
les puedo señalar algunos nombres que si se pudieran identificar en el terreno,
nos podrían resolver muchas interrogantes que encontraremos en los documentos.
Los pueblos
escriben su historia poniéndole nombres a sus lugares, a sus cosas y a sus
gentes. Sin echar cuentos ni contar historias, la escriben poniendo
nombres. Siempre he visto los mapas, los
croquis y los planos de El Consejo y sus
alrededores, como un “álbum de barajitas” donde “se pegan nombres” y fue lo que
hice durante toda mi vida.
He tratado
de saber desde cuándo
se llaman así, quién los bautizó, por qué y para qué. Algunos ya los tenían
desde cuando los indios, desde hace más
de cinco siglos, a otros se los pusieron los españoles, los conquistadores, viajeros o los amos. Cambios de dueños, cambios de nombre, pero
algunos permanecen hasta hoy. Algunas de
las páginas de ese álbum están vacías, otras atiborradas y al contemplarlas se
nos hace verdad la lección de don Ramón Tovar el
padre de la “geohistoria venezolana” quién siempre repetía que “la historia es
la geografía en el tiempo y la geografía es la historia en el espacio”.
La mejor forma de conocer la historia de un pueblo, es conociendo la geografía, en el terreno y en el álbum. Solo que algunos sitios y lugares se esconden, se desaparecen y sólo se le revelan a quienes los buscan con pasión de coleccionistas de barajitas. Necesario es recordar que las tierras donde está El Consejo pertenecieron desde 1620 hasta 1777 (157) años al Pueblo de Nuestra Señora de La Victoria y el de Las Tejerías desde 1777 hasta 1908 (131) al Pueblo de Nuestra Señora del Buen Consejo.
He entresacado de algunos topónimos, que así se, muchos ya
desaparecidos, de un histórico y de sus protagonistas y que
nos sugieren más preguntas que respuestas.
Hay que poner la lupa en las evoluciones de los topónimos. Pongo
ejemplos, uno viejo y otros nuevos:
1) Cuando Martín Tovar Blanco recibió el título de Conde de Tovar en 1771,
su hacienda en el Tuy Arriba, se comenzó a llamar la hacienda “del Conde”
hasta terminar llamándose simplemente “El Conde”
como hoy se llama , pero antes de llegar ese título nobiliario,
no se llama así;
sino probablemente “Los Jabillos”.
2) En cambio todos
conocimos a una comunidad llamada “Trapiche del Medio” que hoy no aparece en los mapas ahora
se llama “La Invasión”. La hacienda “Buen
Paso” de nuestras escapadas juveniles ahora se llama “Torre Casa” y “La Luisa”
se pluralizó y ahora se llama “Las Luisas”.
Los topónimos
consejeños tienen diversos orígenes; muchos son voces indígenas como: Tiquíre, Guaipana, Yaragüí, Urima, Caracatía, Tamaira, Curtas, Guaracarima, Guareima, Hutapata, Morocopa, Tinapuey, Guayas, Guacamaya; otros, características geográficas: El Picacho,
Monte Oscuro, El Arenal,
Quebrada Seca, El Peñón de Barrios, Loma Lisa, Minas, Las Lagunetas, Hondón, La Vega,
Cerro Gordo, “Serro Píritu donde
vive Camatagua”, Cerro de La Cruz, Sabana
Redonda, Sabana Sauropona, La Lagunita, “La Tahona”,
Cerro del Gas, Sitio de Licona, La Begonia, Las Lajas, Las Palizadas.
Otros, en Santos Patronos: Buen Paso, San Francisco, Santa Rosalía,
El Carmen, el Valle de
San Isidro, Santa Rita, Santo Domingo, Santa Inés,
San Isidro de Barrios, Santa
Teresa, La Quebrada de La Virgen. La Guadalupe, Santa Rosa. En los nombre de sus dueños: Tovar, La Urbina, Las Mercedes,
Silva, La Luisa, Porcia, Ascensión, El Socorro, Socorrito, La Paca, Tiquíre Flores,
Zurita, Mesa de Palacios,
El Conde, Morgado,
Quebrada de Galindo.
En
Antropónimos (personajes históricos de la región): Fila
de Márquez, Loma de Terepaima, Salto de Freire “Fraile”, La
Quebrada del alemán, Fila de Narváez, Juan Moreno, Julio Bracho. Del mundo vegetal: El Mamón, Guayabal, Las Cocuizas, El Cedral,
El Limón, El Aguacate, El
Café, Los Jabillos, Las Clavellinas, Las Mostazas, Las Rosas,
Palos Copados.
Del mundo
animal: El Paují, Los
Cachos, Cantasapo, La calle del ganado, Potrero Perdido, Los
Alcatraces, La Chiva Negra. Del mundo del
agua (hidropónimos): Río Tuy y Río Aragua, Río Tiquíre.
Tiquirito, Tuy Arriba,
Tuy Abajo, La quebrada
de Monte Oscuro, la acequia, el sifón, La quebrada de La
Virgen.
En Caminos:
El camino de los españoles, El camino Real de Pedro Matos, La Ruta de los Conquistadores, La línea del
Tren, La Carretera; La Avenida Antonio
Méndez Godoy, La Avenida “Roberto Villalobos
Ferrer”, La Calle “Rafael Aponte”,
en Sitios: Aposentos de Alonso González de
Urbano, Resguardo de Los Indios encomendados; “donde vivía Camatagua”. En Esquinas: “La Bodega de Fermín
Guillén” o “Bodega de Alberto”, “La
Heladería”, “La Botica La Providencia de Fernando García”, “El Economato de Augusto Zapata”, “El Baratillo de Amador Duran”, “La Pesa de Félix Fernández”, “La Esquina de Victorio Lías”, la de Juan
Churrio, la de Rafaelito Bello, “La
tienda del señor Cohen”, “La Tienda de Lalo”, La tienda de Capace,
La Esquina de Mariano Bello, de La Aduana, de las
López, Los Tanques, La Represa, La Estación,
La Oficina, “El Grupo”,
“El Local”, “La
Embotelladora”, El Molino de Fernando Borges,
“El Capitolio”, “La Ferretería de la Señora Isabelina”, “El Cine de Roberto
Torres”, Casa de la Cultura “Rafael Buznego Martínez”, “El Tiuna”. Los bares: “El Nido”, “Victoria Bar”, “Miranday”, “El Monte Grappa”, “La Trama”, “La Parrilla”.
Los
Epónimos: la Juan Uslar, la Francisco Conde, la Socorro
Acosta de Sánchez, la Elena Torres,
La Ezequiel Bujanda, el Manuel Cipriano Pérez, el Maternal Alberto Vollmer Boulton, La Escuela de Música don Roque Ayala Romero; La Banda “Federico
Vollmer”.
Las Plazas:
Bolívar, Villapol,
Miranda, 20 de
Mayo, Revenga, Bermúdez. Tal vez los primeros topónimos que aparecen después del
de “Guaracarima” es el hidropónimo “Canzer” que bautiza al río y que inmediatamente se
cambia por el de “Tuy”. No hemos encontrado el motivo por el cual se bautizó
aunque por poco tiempo, al “Valle del Cáncer” y
al “Río del Cáncer” con ese nombre. Hasta mejor explicación (Trabajo para los
astrólogos), nos atrevemos a pensar que no pudiendo los primeros
expedicionarios guiarse por mejores señalizaciones, decidieron guiarse como lo
navegantes por las señales en el cielo, donde en esos tiempos refulgía la
“Constelación del Cangrejo”. En cambio “Tuy”
fue la repetición del nombre de una hermosa región situada entre el norte de
Galicia y Portugal, bañada por las aguas de un caudaloso río llamado “Miño”.
En los territorios donde está El Consejo no fue tan espantoso el genocidio porque
hubo más españoles muertos por los indios que indios muertos por los españoles.
Quienes bautizaron al “Valle del Miedo” en el Tuy
Arriba, no fueron los indios sino los españoles. Terepaima y sus guerreros detuvieron a los invasores durante más
tiempo que lo que duró la guerra de independencia.
A muchos de los primeros conquistadores
los vieron pasar pero no los vieron regresar. Otros regresaban derrotados.
Quedaron sus huesos y sus nombres bautizando
lugares de nuestra geografía, para
contar la historia de la bravura de los antepasados defensores de su
tierra y de su libertad. A los primeros
que se atrevieron les fue muy mal. Al pionero Pedro
Álvarez (Perálvarez) terminó preso y
desterrado; Juan Rodríguez Suárez fundador
de Mérida, muerto; Luís de Narváez, muerto; Francisco
Freire, desaparecido al lanzarse por un voladero; Diego García de Paredes, muerto a flechazos al
bajarse del barco que lo traía de España; Francisco
Márquez, muerto; Bernáldez,
fracasado; Francisco Madrid, fracasado; Alonso Díaz Moreno, fracasado; no así Francisco Fajardo quien viajó en sentido inverso
con las ventajas de ser nieto del cacique Charaima y
de hablarle a los nativos en su misma lengua; llegó hasta “Las Lagunetas” y fue el primero que atravesó el camino
de allá para acá. Los invasores toparon con unos guerreros que conocían el
terreno y habían desarrollado tácticas militares, entre ellas el “Vuelvan
Caras” que siglos después inmortalizaría en las llanuras el general José
Antonio Páez. Además, el
genocidio que si se produjo fuera del
hoy territorio consejeño, ocurrió más de dos siglos antes de fundarse el
pueblo.
He revisado los primeros informes y de expedicionarios e historiadores, las
solicitudes de los encomenderos, la petición de un nuevo pueblo, el proceso de su
creación, su “Acta de Fundación”, las
matrículas y otros documentos todos anteriores a la fundación, para conocer
“cómo se llamaban” y por qué, los sitios y paisajes de nuestro pueblo querido.
Antes de existir el “ente urbano” ya mi álbum está casi lleno. Falta pegar los
nombres de los barrios, las haciendas, las plazas, las calles, las esquinas,
Las casas que tenían nombres y patronos, las escuelas, los clubes, los
equipos deportivos, los grupos musicales y artísticos, los botiquines y al
final, la gente...
El 24 de enero de 1777 pegué
en mi álbum el más hermoso de nuestros topónimos: el
de “PUEBLO DE NUESTRA SENORA DEL BUEN CONSEJO
DEL MAMÓN”…
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DR. GERMÁN FLEITAS NUÑEZ (2010)
CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JOSÉ FÉLIX RIBAS – ESTADO ARAGUA – VENEZUELA
PREMIO NACIONAL DE HISTORIA (2019)
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