EL TALÓN DE MANUEL NATERA
POR: DR. GERMÁN FLEITAS NUÑEZ (2010)
CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JOSÉ FÉLIX RIBAS – ESTADO ARAGUA – VENEZUELA
PREMIO NACIONAL DE HISTORIA (2019)
Un patio consejeño bien
pisado, un farol en el cielo iluminando la noche, bancos “arrecostados” de una empalizada de piñones, parejas y
parejos conversando, vasitos de cartón llenos de aguardiente, rostros bellos
reflejando dignidad y entre todos, liquiliqui de kaki y alpargatas de suela con
capelladas negras de hilo, Manuel Natera, de
los Natera de El
Consejo.
Manuel Natera |
Arranca el arpa, primero pasajitos valseados, polkas y pasodobles; repican los capachos en las manos de José Alvarado y todo indica que llegó la hora de “Las Flores”, “Los Turupiales”, “La Refalosa”, “La Negra”, “Quitapesares”, hasta desembocar en “El Delirio”, que es donde Pedro se desborda, cierra los ojos, abraza la venada y a no ser por la virtuosa danza de sus dedos sobre las treintiseis cuerdas, se podría pensar que se había quedado dormido.
Don Pedro Matos |
Cuando veo por la televisión
esos bailes de joropo con sombreros alones de picos encorvados, con parejos que
parece que le fueran a caer a patadas a las parejas y que convierten el baile
en una lección de gimnasia rítmica de figuras violentas superpuestas, cierro
los ojos, me siento en una orilla del patio de Rafaelito
Bello, “prendo” a Pedro y a
José Alvarado, pongo en el medio a Manuel con su pareja y doy Gracias a Dios por
haberme permitido ver un verdadero joropo en un patio consejeño.
Mucho verso aprendido, mucha improvisación y muchas coplas vulgares, unas de doble sentido y otras más directas. Las copiaba en cuadernos y llegué a recopilar más de quinientas.
“Si Cristo llegó hasta el cielo con tres clavos solamente,
donde llegará tu hermana que la ha claváo´ tanta gente”;
“Dios hizo al hombre con seso, pero tuvo una fallita,
que
fue no ponerle hueso donde más lo
necesita”.
Casi siempre un antojado se atrevía con las maracas y replicaba pero entonces era cuando había José Alvarado para rato.
El primero
de mayo de 1950 se reunieron en Santa Teresa los mejores arpistos y cantadores
para celebrar el Día del Obrero – que así se llamaba antes- y para
sindicalizarse. Allí estaban Pedro Matos, Salvador Flores, Juan
Onofre Machillanda, José Isabel Machillanda,
Pedro Pablo “Piringa”, Quintín Duarte, los equipos de grabación del
Congreso de los Estados Unidos, el Embajador Americano, Juan Liscano Velutini y muchos asombrados folcloristas que
veían reunida a toda una constelación de
estrellas.
“Aquí está Salvador Flores en compañía e¨ Pedro Matos;
van a hacer el Sindicato de Arpistas y Cantadores”.
Los versos
se fueron sucediendo a cuál mejor hasta que don
Alberto Vollmer – el anfitrión - les pidió que cantaran como los llaneros,
que se tiraban puntas y se contestaban hasta con ofensas, o sea, un
contrapunteo. La solicitud no tuvo éxito porque el propio Salvador preguntó:
“Compañero Pedro Matos. Compadre José Isabel:
¿Cómo se van a picar tres culebras cascabel?”
En esa oportunidad se
tomaron muchas fotos, películas y grabaciones, dirigidas por Juan Liscano quien dos años antes con los mismos
equipos técnicos y humanos había grabado el gran espectáculo folclórico
presentado en el Nuevo Circo de Caracas con
motivo de la jura de don Rómulo Gallegos como
Presidente de la República, material con el cuál publicó su valioso libro “Folklore y Cultura”.
Entre los materiales que grabaron estuvieron los
zapateos, escobilleos y taconeos de Manuel Natera de
quién decía Liscano, que cuando cruzaba el
escenario en busca de la pareja, parecía que estaba pasando una locomotora. Esos
materiales sólo se pueden consultar en la Biblioteca del Congreso de los
Estados Unidos.
Estudiosos de la formación cultural del pueblo venezolano encuentran que en nuestra música, al igual que en nuestra religión, arte culinario y demás manifestaciones, se encuentran los elementos del mestizaje y aseguran que en el joropo aparecen las melodías hispanas, el ritmo africano y el acompañamiento de maracas, lo cual lo hace el alma nacional hecha sonidos. Los consejeños podemos encontrar en los arpegios del arpa, las melodías del clavecín renacentista, en el tañío del cantador las viejas reminiscencias del cante jondo andaluz, en las maracas una hábil sustitución de las castañuelas y en el zapateo y escobilleo, una continuación del taconeo de los bailadores peninsulares.
Cuando hoy en día se conversa sobre los símbolos del arpa consejeña y se mencionan las manos o la garganta de Pedro Matos, el virtuosismo y la inspiración de Alberto Bejarano “Úrica”, la voz de Quintín Duarte o de Margarito Aristiguieta, las Maracas y la inspiración de Pedro Piringa, la dancística de Isabelino, Esperanza o Damasia, siempre intervengo para que no dejen afuera a “Los talones de Manuel Natera” .
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DR. GERMÁN FLEITAS NUÑEZ (2010)
CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JOSÉ FÉLIX RIBAS – ESTADO ARAGUA – VENEZUELA
PREMIO NACIONAL DE HISTORIA (2019)
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