¿Fue la de El Consejo una
batalla?
Germán Fleitas Núñez
EX-CRONISTA OFICIAL DE ELCONSEJO
CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE LA ICTORIA
¿Fue la de El Consejo una batalla o una escaramuza sin
importancia? y ¿quién le puso ese nombre tan enaltecedor?
Al cumplirse 193 años de la Batalla de El Consejo y
52 de su primera celebración, se hace obligatorio responder estas dos
preguntas.
Ambas interrogantes son justificadas porque con tan
solo trece muertos (que sepamos) no parecería ser tan fundamental como hemos
dicho siempre. Veamos: la importancia de una acción de guerra no puede medirse
por la cantidad de combatientes, ni por el tiempo que duró el combate, y menos aún por el número de
muertos, sino por sus consecuencias; por los beneficios que aportó al éxito de
la causa a la cual servía y ese es el caso de la nuestra.
Seis meses antes, el 25 de noviembre de 1820, se ha
firmado en Santa Ama de Trujillo, un “armisticio” que suspende la guerra por
seis meses. Lo firman (precisamente) el Brigadier General Ramón Correa Segundo
Jefe del Ejército del Rey en representación de los realistas y Antonio José de
Sucre, en representación de los patriotas.
Pero Bolívar, buen conocedor de los clásicos
militares, sabe que la mejor manera de garantizar la paz, es preparándose para
la guerra. Consciente como estaba, de que España no concedería voluntariamente
la independencia y que era necesario conquistarla por las armas, apenas firma
el Armisticio, reúne un Consejo de Guerra, para elaborar el Plan de Ataque que
se pondrá en marcha, apenas venzan los seis meses de la tregua. El Plan lo
elabora principalmente el General Antonio José de Sucre y sus puntos esenciales
son: “concentrar todas las fuerzas posibles” para atacar masivamente y “dividir
al enemigo” para debilitarlo.
PLAN DE ATAQUE
En eso están claros los libertadores y así elaboran
el plan de ataque. La Concentración se hará hacia San Carlos de Austria actual
capital del estado Cojedes, en el orden siguiente: el general José Antonio Páez
subirá hacia el centro con todas las tropas llaneras; el general Rafael
Urdaneta se vendrá con el ejército de Occidente y el general José Francisco
Bermúdez avanzará con el ejército de Oriente, con la misión específica de
ocupar Caracas, para principios de junio. (No olvidemos que estamos hablando de
un par de meses antes de la Batalla de Carabobo).
Juntamente con esta maniobra de concentración, se planifican dos “de distracción” que han pasado a la historia con el extraño nombre de “Diversiones.” La Diversión de Cruz Carrillo hacia occidente y la Diversión de Bermúdez hacia oriente. Es en esta última, donde se enmarca la acción militar consejeña.
Juntamente con esta maniobra de concentración, se planifican dos “de distracción” que han pasado a la historia con el extraño nombre de “Diversiones.” La Diversión de Cruz Carrillo hacia occidente y la Diversión de Bermúdez hacia oriente. Es en esta última, donde se enmarca la acción militar consejeña.
En las diversiones no se busca obtener la victoria
sino “distraer” al enemigo; “llevárselo lejos”. Dicen los clásicos que muchas
veces es preferible “sufrir pequeñas derrotas” que estimulen al enemigo a
perseguirnos, en lugar de victorias que lo obliguen a huir hacia donde están
concentrados sus compañeros.
El Libertador comunica a Bermúdez las instrucciones
que han de cumplirse, mediante Oficio dirigido al Vicepresidente de Venezuela,
General Carlos Soublette; dice Bolívar: “No es nuestro ejército superior en
número al del enemigo y sería muy aventurado presentarle abiertamente una
batalla contra todas sus fuerzas reunidas. (…) Las operaciones del ejército de
Oriente tienen como único objeto la ocupación de Caracas, por la espalda del
ejército español (…) molestar al enemigo y distraerlo vivamente, sin
comprometerse en función de guerra con fuerzas superiores. (…) fatigar e
inquietar al enemigo, obligándolo a que destaque sobre esa parte, una fuerte
división que deje expuesto al cuerpo principal del ejército español, a ser
destruido inmediatamente…” Luego revela la verdadera importancia de la acción,
cuando dice: “Si V.E. logra atraer sobre el ejército de Oriente en Caracas o en
los Valles de Aragua (…) y entretener por algún tiempo, alguna división
respetable del enemigo, la campaña está decidida a nuestro favor, porque el
resto del ejército español, no puede resistirnos.”
EL LIBERTADOR
Estaba tan claro El Libertador, en que lo
importante de esta diversión no era “ganar batallas” ni derrotar al enemigo,
sino distraerlo, que en un inusual oficio fechado en Barinas el 24 de abril,
hace comunicar que: “…exime al General Bermúdez (…) de toda responsabilidad
por el buen o mal suceso que tenga en la empresa, con tal que acredite haberla
conducido y ejecutado con audacia y valor.” O sea, “Gane o pierda”. Aquí se
destaca nuevamente que el objetivo, no es derrotar al enemigo, sino distraerlo.
Todo se cumple al pie de la letra como estaba
planificado.
El 11 de mayo el general Páez deja atrás sus
sabanas, sale de Achaguas, atravieza el Apure por Santa Catalina, sube 250
kilómetros hasta cerca de Guanare y allí une su ejército al de Simón Bolívar
quien viene de Barinas. Junto con sus tropas tráe de reserva dosmil caballos y
cuatro mil reses.
E1 ejército de Rafael Urdaneta sale de Maracaibo,
va a Coro, baja hacia Carora y Barquisimeto, y después de recorrer 600
kilómetros, se une al ejército del Libertador en San Carlos. Llegan sin su
bravo General, quien se queda enfermo en Barquisimeto, motivo por el cual no
asiste a la Batalla de Carabobo.
Por su parte BERMUDEZ, al frente del glorioso
ejército de oriente, el 14 de mayo, un día antes de lo previsto, llega
triunfante y toma la ciudad de Caracas.
Comienza inmediatamente la segunda parte de su
misión: la distracción del enemigo. Debe haberse repetido muchas veces, las
palabras del Libertador: “Si logra entretener por algún tiempo alguna División
respetable del enemigo, la campaña está decidida a nuestro favor.” Y es
oportuno recordar que cuando El Libertador se refería a “la campaña” se estaba
refiriendo nada menos que a “la definitiva independencia.”
A contenerlo se dispone el Brigadier General Ramón
Correa, Gobernador y Capitán General; Jefe Político de Venezuela, pero emprende
la huida acompañado del General Don Tomás de Cires, ex Gobernador de Guayana y
Cumaná, Don Francisco Yllas, el Comandante Joaquín de Gascue y lo más granado
de su oficialidad. Bermúdez emprende la persecución de Correa, quien huye con
700 soldados. Toma el camino de Antímano, San Pedro, Las Cocuizas, y el 20, lo
alcanza en El Consejo. Tras la fatigosa huida, Correa decide descansar con su
tropa en El Consejo, pero al verse atacado, decide “presentar batalla”. La
opinión de los historiadores y del alto mando realista es la de que Correa
condujo la defensa con temor y poca habilidad.
Nuestra Batalla duró más tiempo que la Batalla de
Carabobo. El ataque se produjo a las dos de la tarde. El pueblo era pequeño;
tenía apenas cuarenticuatro años de fundado y el camino pasaba por el norte de
la iglesia, cuya puerta de entrada daba el frente hacia arriba y no hacia abajo
como ahora. Había sido ocupado por 700 hombres que se habían salvado de los
combates de Caracas y buscaban afanosamente llegar a Valencia. El ataque fué
sorpresivo y no dió tiempo a preparativos. A la hora de haber comenzado el
fuego cruzado, la gran mayoría de los ocupantes del pueblo, emprendió una
vergonzosa fuga. En la desbandada dejaron los realistas en manos de los
patriotas, 58 prisioneros, 4 oficiales, entre ellos el General Tomás de Cires
(al parecer fue fusilado inmediatamente), quien siendo Gobernador había quemado
la Iglesia de la Divina Pastora de Cumaná, incendiado a Cumanacoa y otras
Parroquias y el 18 de mayo de 1818, dos años antes, había derrotado a Bermúdez
en la batalla del Puerto de la Madera. El desquite no se hizo esperar, porque
ahora Don Tomás era Segundo Jefe del Ejército. Los patriotas se apoderaron de
130 fusiles del enemigo, 12 cajas de guerra, 2 pitos, una corneta, un botiquín,
los equipajes, caballos y el Pabellón del Regimiento de Hostalrich, el Invicto
Regimiento de Su Magestad. Sobre el campo quedaron once muertos del ejército
enemigo cuyos nombres ignoramos. No aparecen registrados en los libros de
enterramientos de la época. Solamente conocemos los nombres de dos patriotas
muertos, ambos heroes de la Batalla de las Queseras del Medio: Juan Mártínez y
Juan Torrealba, de los Bravos de Apure, quienes al mando del General Páez
realizaron la hazaña del “Vuelvan Caras” y rindieron sus vidas en El Consejo,
un mes antes de que su antiguo Jefe, se cubriera de laureles en el Campo de
Carabobo. Sus nombres deben ser esculpidos en mármol, en una placa a ser
colocada en nuestra Santa Iglesia Parroquial, centro espiritual del pueblo.
En esta “Diversión”, Bermúdez se salvó
milagrosamente. En la esclavina que cargaba recibió tres balazos; otro en la
vaina del sable, otro en el pantalón y otro en el sombrero. Como decían los
viejos consejeños: “no le tocaba.”.
Dos fallas le fueron señaladas: 1) No haber
establecido comunicaciones con el Cuartel General y 2) Haber comprometido en El
Consejo un combate con fuerzas superiores, contraviniendo expresas órdenes del
Libertador. De esta última se defendió, alegando que él “nunca había contado a
los enemigos.”
Por su parte, todos los Jefes Españoles condenan a
Correa, a quien culpan de la derrota de El Consejo. Pusimos a pelear a los
enemigos y los desmoralizamos. Eso también cuenta como un triunfo.
El nombre de “Batalla” no se lo pusimos nosotros
sino el Mariscal don Miguel de La Torre Jefe del Ejército Realista. “Anoche
llegé a Valencia y cuando descansaba en la esperanza (…) recibo de madrugada la
noticia de que han sido batidos en El Consejo los restos del Castilla y del Valencia, que tenía
Correa. Este hombre desatinado (…) aventura sin tiempo ni razón “una batalla”
que aun cuando sus resultado nos hubiesen sido favorables, merecía castigos y
la indignación de todo hombre reflexivo.”
Después de Carabobo “Se asciende a Coronel al
Teniente Coronel Diego Ibarra y a General en Jefe, al General de División José
Francisco Bermúdez.” Lo ascienden al máximo grado, al mismo al que ascendieron
a José Antonio Páez, pero a Bermúdez no lo ascienden por la Batalla de
Carabobo, en la cual no participó, sino por la de El Consejo.
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Diario El Clarín.
Editor Gustavo Gil.
Lunes, 19 Mayo 2014
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José Javier Durán Romero Cronista Oficial del municipio José Rafael Revenga - estado Aragua - Venezuela Cronista Comunal del Centro Nacional de Estudios Histoticos de Venezuela |
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